Sunday, April 16, 2006

En el tren (F, de 14St a 2nd Ave) se sube familia compuesta por mamá, hermana mayor, niño de 8 niña de 4 o 5. No son de NY, eso se nota. El niño reusa sentarse porque quiere viajar sostenido de uno de los tubos verticales y tal vez decirle a sus compañeros de escuela que viajó en el metro y no se sentó, lo que para alguien, de 8 o 39, puede llegar a ser un logro. La niña, en este momento aun en las piernas de la madre, abre los ojos grandotes que tiene y camina lentamente con mucho cuidado al tubo vertical en donde está su hermano. Ella también quiere tener la osadía de sostenerse ahí. El hermano la empieza a pellizcar en la mano y ella llama a la mamá a gritos. La mamá le dice que vaya a otro tubo vertical, pero ella decide quedarse. Yo me río. El hermano continua la metódica tortura y diagonal a mí, alguien se ríe. El hermano lleva el drama más allá y empieza a empujar a la niña con todo su cuerpo, ella se aferra al tubo vertical como otros nos aferramos a la literatura y otros se aferran al pronóstico del tiempo. La niña no resiste más y corre llorando a los brazos de la mamá. Lo odia mucho, y todo el tren lo sabe. Adelante de mí, todos rien.

Basta una incidente doméstico, un turista perdido o alguien que se cae para romper las urnas individuales del viaje de metro promedio.

El día en que entre una polilla a un vagón, todos nos pondremos muy locos.

2 comments:

GUAGUAU said...

HOLA BUENA FORMA DE ESCRIBIR LA TUYA UN ABRAZO

Natalia said...

creo q escuche una histora de turistas parecida hace tiempo.