Wednesday, June 28, 2006

Estoy en la boca del lobo. No sé si es peor estar afuera o adentro.

Tengo unas ganas de cerrar las puertas y botar las llaves. De cometer el acto de magia de desaparecer. Dicen que Boudelaire dijo [lastimosamente no alcancé a escucharlo] que a la declaración de los derechos humanos le habían faltado dos: derecho a contradecirse, derecho a huir.

Querido accquantaince: Por fa, si me vez en la calle juguemos a que no nos conocemos, jugemos a que yo soy el ermitaño, el monje haciendo voto de identidad desaparecida, juguemos a que me persiguen dos tipos italianos de traje triste con escopetas en fundas de instrumentos musicales. Quiero ser paria, irme de vacaciones en el mismo lugar.
No nos pertenecemos.

La verdad, la mera verdad, es que no somos dueños de nosotros mismos, y el control que ejercemos sobre el destino es risible. Somos marioneticas víctimas de los caprichos infantiles de un ser superior que tiene eternamente tres años. Ayer me quedé atorado en una conversación que ni busqué, ni quería. Después de salir de cierto taller literario, o como se llame, acompañé a un desconocido, colombiano desconocido, a la estación del tren. Me invitó a escuchar su poesía, a tomarnos una gaseosa en un mcdonalds. La historia de su vida fue el generoso bonus que me mantuvo lejos de mi casa más tiempo del que quería. Fui gustoso recipiente, oídos generosos, pero quería llegar a mi casa temprano (sea lo que signifique eso en NY) pero no pude.

Hoy, después del taller de teatro (qué abuso de talleres), se nos enredaron algunos vinos y cuando pude huir y huí, ya a dos cuadras de mi apartamento, me encontré con A y El Primo, que iban a jugar billar. Física de colores y cervezas en paño naranja. 4:41, las maletas de mis padres con mi nueva ropa interior quién sabe dónde, lejos de dormir a la hora de dormir. Enredado en cualquier bifurcación, vuelta de página, cosa así. Títere que anuncia en craiglist la búsqueda de titiritero. El dedo de díos presionando mi coronilla.

Saturday, June 24, 2006

Agradecimiento público a Aycardo, Elizabeth Vuelo Blanco y la visión mística que me permitió encontrar mi journal.

Diarios de Limbo vive de nuevo.

Saturday, June 03, 2006

En NY la gente se congela a puertas del verano

Ya muchos han ido a la playa a tornar las pieles pálidas en algo 'más agradable estéticamente'. Por ahí me dijeron que uno en verano se ve más jóven y yo creo que es porque se es aun más irresponsable. Y la gente prepara hormonas para la temporada y hasta se guardan energía para dasatar y derrochar en aquellos días con principio pero sin final cierto. Ya hay quien ha emprendido el camino a upstate o Philadelphia a dejarse picar por los mosquitos y disfrutar de las incomodides de dormir en una carpa. Va llegando la gente que no está, y saliendo de debajo de las piedras quienes si.

Pero.

Iba para no se dónde. Estación Myrtle-Wycoff tren L. Bajo las escaleras, no alcanzo el tren. Sin drama me siento a esperar el siguiente. Hasta que viene este hombre, de caminar errante. Pone su maletín en la silla y se agacha a dejar algo. Se queda dormido. De pie. Por algún fenómeno de la física y la metafísica -e incluso la patafísica- no lo dejaba caer, le permitía mantener el equilibrio (siendo el equilibrio lo único que mantenía).

- Hey man!

El tipo despierta se sacude.

- Are you OK?

Estaba bien, dice. Destapa una paleta. Llega el tren.

En el vagón él y yo y una señora que hacía todo lo posible por no estar. El hombre me pregunta que de dónde soy y que si soy %100 colombiano. El hombre le da un mordisco a su paleta y deja de masticar. Su espina dorsal se inclina lentamente. Sin pausa. Sus dedos se relajan, la paleta oscila, visiblemente atraída por el suelo del metro.

- Hey man! Your ice cream.

Me mira, agradece, le da otro mordisco a la paleta abre el Post y pretende leer, pero de nuevo se dobla, la gravedad (de la tierra, de su propio estado) lo empujan a posar la frente sobre la página seis. Su paleta otra vez amenaza con caer.

- Hey man! Be careful. You're going to lose your ice cream.

Otro mordisco y de nuevo a punto del desastre. Lo despierto, me agradece, y así hasta que se acaba la tan nombrada paleta.

Ahí yo me relajo mientras lo veo saltar al sueño, congelarse en la nada. Su cabeza reposa en el Post. Mi parada, me bajo feliz de haber salvado una paleta.